Extremadura: Fulminan el Griego en un instituto de Zafra

Por Jesús Valderrama Molina, profesor de Griego en el IES Suárez de FIgueroa de Zafra (Badajoz)

Me ha pedido nuestra compañera Rosalía que escriba una especie de síntesis de mi caso para colgarla en la página web que ha iniciado Escuela con Clásicos. El día 3 de septiembre de 2018, al final del claustro celebrado en el IES Suárez de Figueroa, a las 10:00 de la mañana, se me entrega un horario de 21 horas lectivas, compartiendo diurno y nocturno. Me doy cuenta en ese momento de que de los dos profesores con los que contaba el centro para impartir Latín, Griego y Cultura Clásica de primero y segundo de Bachillerato y la ESO solo queda uno.

No doy crédito a lo que estaba sucediendo: llegué al Suárez de Figueroa en el año 2011 como Jefe del Departamento de Griego. En él había también una jefa del Departamento de Latín. Como el centro tenía un turno de diurno y otro de nocturno me asignan el turno nocturno con 16 horas lectivas (8 de Latín y 8 de Griego). Era consciente de que era mejor para los dos profesores no tener dos turnos. En el nocturno me encontré con alumnos muy trabajadores. Algunos simultaneaban estudios y trabajo, lo que condicionaba mucho las clases. Comencé a utilizar el método Orberg, porque este permitía un mayor control docente cuando algunos alumnos no podían acudir a clase por motivos laborales. Y en Griego el Alexandros, que era un método activo de enseñanza y me permitía enseñarles mejor. Mi compañera utilizaba el método tradicional en el diurno.

Así trabajé hasta el 3 de septiembre de 2018 a las 10 de la mañana. Mi compañera Conchita Requena se había jubilado en la Semana Santa del 2018 . Nada me hacía sospechar que esa situación se podía dar. En junio de 2018 había hecho un viaje fin de curso con los alumnos del diurno a Atenas en compañía del otro instituto de la localidad, el Cristo del Rosario, y los resultados fueron muy positivos. Los alumnos quedaron encantados con el viaje y la dirección del centro me felicitó por ello. Había trabajado mucho en ese proyecto que pensaba que podía ser muy positivo para atraer alumnos a mi asignatura. A la vuelta pregunté por mi situación para el curso siguiente y me dijeron que todo estaba bien, no me dijeron absolutamente nada, no me explicaron nada sobre la ausencia del Griego en las matrículas, ni siquiera me hablaron del resultado de las prematrículas.

Decido reunirme con el equipo directivo para hacerles preguntas que yo no entendía. Llamo por teléfono a Estela, la profesora que había sustituido a Conchita, y me dice que es muy raro que no tenga alumnos de Griego de primero. Se pone en contacto con algunos alumnos y les da mi teléfono. Una de estas alumnas crea un grupo de whatsapp y me incluye. Eran cinco alumnos. Me indican que no han podido elegir Griego porque en la matrícula del centro no estaba el Griego. Entro en Internet, busco las matrículas y efectivamente no estaba ni en primero ni en segundo, ni de diurno ni nocturno. ¿Cómo es posible que no aparezca en la matrícula una asignatura de la importancia del Griego, troncal de opción?.

Me pongo en contacto con la Sociedad de Estudios Clásicos de Extremadra a través de correo electrónico y les cuento el hecho de que no aparecía en la matrícula y que cinco alumnos querían dar Griego, que tengo sus whatsapps donde así lo reclaman. Me escriben de Estudios Clásicos diciendo que el día 8 de septiembre hay convocada en Madrid una manifestación y que mi caso se puede convertir en lo que precisamente están buscando para evidenciar la situación injusta que el Griego está viviendo en el resto de España. ¡Qué bien! Estos alumnos al fin podrán dar griego. Me dedico a asesorar a los alumnos para que reclamen a la inspección, les envío un texto que ellos entregan el día 5 de septiembre en la Administración del Centro, pero ahora son 7 reclamaciones.

Aparece una alumna llamada Minerva que me escribe un whatsapp y me cuenta que ella quiere hacer Clásicas y cuando vio que no aparecía el griego en la matrícula, la entregó añadiendo de su puño y letra el Griego. Entonces la llamaron para explicarle que no se podía dar porque el número de alumnos era insuficiente. Esta alumna se matriculó en el otro centro de la localidad. Cuando el Suárez recibe la petición de traslado de centro, llama a Minerva, así se llama, y le dice que sí puede dar Griego II, que van a hacer un esfuerzo para darlo. La Sociedad de Estudios Clásicos envía una carta a la dirección del centro para que rectifique la decisión de no ofertar el Griego y que se pueda dar con un número menor de alumnos, pero no es contestada por el equipo directivo. Envían una segunda carta a la inspectora, que tampoco es contestada. Viendo que mi reclamación presentada en Secretaría y la de los siete alumnos no salían del instituto, presenté una reclamación en el Centro de Atención Administrativa de Zafra, dirigida ahora a la delegada provincial de Badajoz. Una vez registrada se la envié por correo electrónico, dada la urgencia, ya que el plazo de matrícula estaba a punto de expirar. Por otra parte llamé por teléfono a la inspectora de mi centro para que me recibiera, pero no cogía el teléfono. Me enteré de que tenía una Secretaria, la llamé. Con mucha educación me indicó que tomaba nota y que me llamaría. No me llamaba y volví a insistir. Me dijo que la inspectora no quería recibirme y que todo lo que me había dicho mi director ella lo sabía. ¿Qué me había dicho? Que en la matrícula estaba el Griego, porque la prematrícula era parte del proceso de matriculación y estaba firmada por los padres.

El día 8 fue la manifestación en Madrid. Yo acudí con mi esposa, profesora también de Griego en Fuente del Maestre. Solo me quedaba el apoyo otorgado por la Sociedad de Estudios Clásicos, para que estos alumnos pudiesen elegir la asignatura deseada. Durante la manifestación algunos de los compañeros me insisten en que han intentado hablar con la inspectora por medios alternativos al oficial, pero que no han podido, y se muestran esperanzados de que pueda haber alguna solución a la falta del Griego en la matrícula. Comprendí que la SEEC había llegado al tope, que no podía hacer más. Volví al instituto, empezaron las clases y descubrí que quince alumnos habían querido matricularse de Griego I durante el periodo de matriculación, si bien era verdad que no lo habían hecho en la prematrícula, donde solo tres lo hicieron.

Descubrí que en el nocturno tres alumnos querían hacer griego y que les habían obligado a hacer Economía (el grupo son solo seis alumnos). Y que a los alumnos de segundo los habían convencido para que hicieran Geografía, porque iban a tener demasiados idiomas (Latín, Griego e Inglés). Eso aumentaba las posibilidades de éxito y de que muchos me apoyaran. Pero pasó septiembre, pasó octubre y no contestaba nadie. Ni la inspectora a las reclamaciones de los alumnos, ni la delegada provincial a mis reclamaciones. Yo había denunciado la situación a mi sindicato PIDE, quienes se ofrecieron a hablar con la inspectora. Primero hablaron con el director, quien les comunicó que el Griego sí había aparecido en la matrícula, pero que dado el escaso número de alumnos, no podían darse esas clases. Le envié el archivo de la matrícula a PIDE. Entonces empezó a hablarse de nuevo de prematrícula. Después de reclamarles durante más de un mes, por fin se reúnen con la inspectora y esta les indica que como yo había reclamado a la delegada provincial, la inspectora había hecho un informe y lo había puesto en manos de la delegada y que ya recibiría respuesta.

La espera a las reclamaciones se demoraba demasiado y no contábamos ya con el apoyo de nadie. El 31 de octubre, desolado, desesperanzado, con el apoyo solo de mis alumnos, recibí una llamada. Había una alumna de primero que se paseaba por el instituto con una hoja escrita a mano, que escondía en su abrigo y que cuando se cruzaba con alguien enseñaba. En esta ponía «Jesús es un buen profesor y una buena persona». Esta alumna quiere hacer Filología Hispánica y estaba muy interesada en cursar Griego. Mis alumnos estaban ilusionados con dar Griego.

El 31 de octubre fui a Secretaría a hacer unas fotocopias y me dice el conserje: “Te han llamado, Jesús, anota estos teléfonos”. Le pregunté: «¿Puedo llamar desde aquí?». Con mucha amabilidad me dijo que sí, que entrara a un pequeño habitáculo que había en Conserjería donde estaba el fax. Desde allí llamé a Rosalía y me preguntó por lo que me había ocurrido. Le conté todo y que tenía documentación. Me escuchó con atención, sin dejar ni un detalle, me tranquilizó y me dijo: “Si quieres, nosotros os vamos a ayudar. Os podemos asesorar, si tú quieres”.

Le envié todos los archivos que tenía, reclamaciones de alumnos, carta a CCP, al Claustro, reclamaciones a inspectora, a delegada provincial. Recibo llamada de Fernando Basanta, profesor de Matemáticas. Lo tiene claro: «Hay que emprender campaña mediática para que os hagan caso». Efectivamente. Sale en prensa la noticia: EL IES SUÁREZ DE FIGUEROA DE ZAFRA ESPERA UNA RECTIFICACIÓN URGENTE DE LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN. Catorce alumnos continúan sin poder cursar esta materia troncal en el Bachillerato Humanidades.

A los dos días respuesta de la delegada, carta certificada a mi casa. Desestima la reclamación. Esto lo cambió todo, hasta el punto de que en prensa había salido una réplica de la dirección del centro a nuestros actos, suponemos que con ayuda de la Administración, en la que se nos atacaba a mí personalmente y a la SEEC en concreto.

Desde ese momento la Sociedad de Estudios Clásicos ha mantenido una postura distante. Fue muy de agradecer el apoyo que Eusebi les mandó a mis alumnos, documento que les leí y ellos agradecieron. Pedimos apoyo a distintas asociaciones y a los partidos políticos. Fue entonces cuando López Marroyo hizo una pregunta en la Comisión de Educación en la Asamblea de Extremadura referida a la situación del Griego en el IES Suárez de Figueroa. El Secretario General de Educación responde, pero tan desafortunadamente que parece desconocer todos los datos que nosotros teníamos ya recogidos. Decidimos elaborar un vídeo de denuncia a los errores cometidos por el secretario. Tras la aparición del vídeo en los medios de comunicación, pedí de nuevo el apoyo a la SEEC de Extremadura y a diferentes universidades y facultades. Consideramos que era un momento idóneo para ganar la batalla mediática. Pero este apoyo firme aún no ha llegado y no entendemos el porqué, ni mis alumnos ni yo.

Todo mi agradecimiento a Rosalía Porrón Llanos, pues me ha estado acompañando durante todo este tiempo, trabajando con mucha emoción por este caso. Sin su apoyo constante no habríamos sido capaces de llegar hasta aquí. Consiguiendo ganar pequeñas batallas, sobre todo denunciando una situación que no debe consentirse. Ella intuye que es importante que no consigan que eliminar el Griego de la matrícula sea legal. Un caso tan claro como el de Zafra, en el que catorce alumnos quieren matricularse de Griego y no pueden, no se va a dar jamás. Lo normal es que los centros no quiten el Griego de la matrícula, sino que convenzan al alumno matriculado en Griego para que elija otra opción. Zafra podía convertirse, por lo evidente, en el botón de muestra de lo que está ocurriendo en España en estos momentos. Y su denuncia podría convertirse en la confirmación para los que defendemos las humanidades y avisamos del declive y el abandono que se está produciendo.

Pero no ha sido así y no sé cuál es el motivo. No es a mí al que se defiende, sino a catorce alumnos del diurno y tres del nocturno que quieren cursar el Griego y se les ha impedido. Yo me iré de este centro y el problema del Griego seguirá estando en él, si no conseguimos torcer las decisiones de la Administración.

Zafra a 10 de marzo de 2019

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